jueves, 25 de noviembre de 2010

Los medios de comunicación españoles en campaña electoral

Hoy me he quedado sorprendida. Investigando sobre el tema del acoso que están sufriendo los periodistas en Marruecos en las últimas semanas, me puse a buscar las valoraciones de Reporteros sin Fronteras sobre el tema. Y como siempre, cuando unas cosas te llevan a otras, me he encontrado con el último informe anual sobre Libertad de Prensa de RSF.
Además de todos los problemas relacionados con el terrorismo, el segundo tema destacado en dicho informe se basa en las dificultades que tienen los medios de comunicación españoles durante periodos electorales.
Acceso limitado a los candidatos, prohibición de grabar sus intervenciones en mítines, debates reglamentados al milímetro, ruedas de prensa sin preguntas, obstáculos y complicaciones administrativas… es muy larga la lista de quejas de la prensa a los límites impuestos en la cobertura de las legislativas. De momento, no han dado resultado los intentos de hacer una ley que establezca el papel de los medios públicos en las campañas electorales. Las exigencias de algunos partidos políticos, o sus consejeros de comunicación, convierten a los periodistas en simples espectadores y reducen su libertad editorial a un simple espacio de propaganda política. (Acceso al informe completo).
En primer lugar, no se menciona en ningún momento que los medios de comunicación españoles deberían tener un papel meramente informativo sobre los partidos, sus programas y candidatos. Así como ayudar a los ciudadanos a tener una opinión formada sobre todo esto. Pero sabemos, por la experiencia que vivimos día a día, que esto no es así.
Es verdad que en muchos casos los debates están totalmente cuadrados al milímetro y antes de que se hagan ya se sabe cuál será el resultado. O que los periodistas tienen que morderse la lengua cuando han de asistir a una rueda de prensa sin preguntas (cosa que al final les sale más caro a los partidos, porque ante tal falta de respeto, la prensa saca las garras para arañar).
Pero también es cierto que por mucha presión que ejerzan los gabinetes de comunicación o los propios partidos, al final el último que decide es el propio periodista. Además, los medios en la mayoría de los casos están súperpolitizados, y entre otras cosas, no dan cobertura a todos los candidatos olvidando a los más pequeños. Y la omisión (sea por la razón que sea) es una forma de incumplir el deber informativo del que hablábamos antes. Por eso, muchos de ellos tienen que buscar las estrategias más insólitas para lograr voz, aunque sea pequeña. Actualmente, tenemos el ejemplo del spot de Ciutadans, en el que vuelven a utilizar el desnudo como reclamo:


Tampoco podemos olvidar que en programas de debate o tertulias políticas son los medios los que deciden quién tiene derecho a estar ahí o quien no, dependiendo de sus intereses. Ellos deciden qué políticos llegan a los medios. En ningún caso los periodistas son meros espectadores. Y no es así por dos razones: la primera, porque la información es la información. Y debería sólo contar qué es lo que está ocurriendo.
La segunda razón es que los medios de comunicación tienen sus propias herramientas para crear opinión: ya sean espacios de opinión, críticas, etc... Herramientas mucho más directas que catalizan y distorsionan en todo momento las intervenciones políticas sea cual sea su formato. Y que los partidos por supuesto no tienen, ya que tienen voz, pero una pluma más bien escasa.
Hoy por hoy, para regular este tipo de información, en España sólo tenemos la Ley Orgánica del Régimen Electoral General, que regula únicamente los casos de información electoral en los medios de comunicación públicos, olvidando a todos los demás, que en nuestro país son la inmensa mayoría. La raíz del caos.
Por todo esto, ahora se ha consolidado una nueva corriente en el que los políticos intentan crear lazos directos con el ciudadano a través de Internet. Sin intermediarios, al más puro estilo Barack Obama.
Esto será otro tema de discusión, pero realmente vemos cómo no se aprovechan las posibilidades de las redes sociales al 100%, como nos hace ver Sergio Rodríguez a través de elmundo.es: Mucho Facebook, pero poca chicha.

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