domingo, 11 de diciembre de 2011

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Primera impresión: ¡fenomenal! 
Todo comienza cuando a una semana de las primarias demócratas vemos a alguien que sale de la oscuridad hacia un foco hablando sobre sus posturas liberales y creencias personales: "No soy cristiano, no soy ateo, no soy judío, no soy musulmán. Mi religión, en lo que yo creo, es en la Constitución de los Estados Unidos de América". Pero no se trata del gobernador Mike Morris (George Clooney), se trata de Steven Meyers (Ryan Gosling) ultimando los detalles del  debate entre ambos candidatos. 
"Sólo unos centímetros más corto [el podio] para que no se escuche tanto la respiración", "además no es muy alto y va a parecer un hobbit" son algunos de los últimos ajustes que Meyers hace para la aparición vespertina de su candidato. 
Más tarde veremos cómo se relaciona la frase del principio de la película con el candidato Mike Morris: "Si creen que no soy lo suficientemente judío, musulmán, cristiano o alto, entonces no voten por mí porque yo no puedo cambiar eso". 
Se hacen muy importantes los discursos en esta película, no en sí mismos, porque realmente no hay ninguno propiamente dicho. Pero los extractos que encontramos son apasionantes sobre todo por la discordia que encontraremos en ellos junto a los hechos que van aconteciendo. Se aprende que las palabras son una cosa y que por supuesto lo que ocurre detrás es otra. 
La figura de Steven Meyers es apasionante y su trabajo también: asistente de jefe de campaña del gobernador Morris. Fascinante. Tom Duffy dice de él: "Todos los periodistas te quieren. Las personas te tienen miedo porque no entienden cómo lo haces y te aman por eso. Y es la cosa más valiosa en este negocio: La habilidad de ganarte el respeto de la gente, haciéndoles confundir el miedo con el amor". 
Pero no es oro lo que parece. Los tintes de campaña se van deshaciendo para darle paso al sexo desafortunado, la corrupción, las amenazas y todos los ingredientes necesarios para hacer un thriller tan envolvente como este (¡Tranquilos, no lo voy a destripar, que sé que en España todavía no se ha estrenado!).
Me ha gustado mucho. Y también cómo han ido poniendo cosas sobre la mesa, sin dejarlas atrás. Por ejemplo, las "win-win situations". No sé cómo podría traducir esto exactamente, pero se podría decir que es una situación en la que pase lo que pase, al final yo gano siempre. Es una idea que envuelve toda la película. La explican, la desarrollan y toma importancia a lo largo de la película.
Ha habido otro momento, durante un debate en el que refiriéndose al candidato salen ideas como "maldita superioridad natural" o "el liderazgo no se puede combatir". 
The Ides of March te hace reflexionar, tengas algo que ver con el mundo de la comunicación política o no. A mí me ha entusiasmado. ¡Tiene tantos toques y tantas pinceladas interesantes!